martes, 2 de diciembre de 2014

El ADN

El ADN o ácido desoxirribonucleico, a grandes rasgos es una proteína compleja que transporta la información genética utilizada por una célula para la creación de proteínas. El ADN contiene las instrucciones genéticas usadas en el desarrollo y funcionamiento de todos los organismos vivos conocidos. La función principal de las moléculas de ADN es el almacenamiento a largo plazo de la información genética.
Podría decirse que su código se basa en la combinación de cuatro bases químicas: adenina, citosina, guanina y timina que se colocan dos a dos formando una espiral como la de la imagen.

En su creación, como el siguiente video explica, una encima se encarga de corregir posibles errores de colocación y unir correctamente las bases:

A la hora de transmitir la información, la hebra de ADN se divide en dos y es copiada en una hebra de ARN complementaria, y esta es la que la transporta.


Vale, en general, cualquiera que haya estudiado un poco de biología sabe que es un ADN. Pero ¿sabemos verdaderamente cosas sobre él?
  1. Menos del 10% de nuestro ADN son genes
  2. El genoma humano tienes unas 3500 letras que si fueran un libro y las leyeramos a 10 letras por segundo, tardaríamos 11 años en terminarlas todas.
  3. La alteración de un solo gen es la causante de entre 3000 y 4000 enfermedades hereditarias
  4. El ADN que contiene información de las mitocondrias solo se obtiene de la madre
  5. El 99.9% de los genes de todos los humanos son iguales
  6. El 90% de nuestros genes son idénticos a los de un ratón
  7. Se ha encontrado en la mosca del vinagre los genes correspondientes al 60% de 289 defectos genéticos conocidos en el hombre, entre ellos el alzéhimer
  8. Si desenrolláramos todo nuestro ADN llegaríamos a la luna 6000 veces
  9. Los gemelos idénticos comparten el 100% de su ADN, sin embargo pueden tener diferencias en el carácter debidas a todo lo adquirido después del nacimiento.
  10. Se puede fabricar ADN sintético.
La verdad es que no somos tan especiales como creemos. Y sí, nos parecemos más a un ratón que a un mono aunque a simple vista cueste creerlo.

Bibliografía:


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